La ciudad de Berat es un buen ejemplo de convivencia
pacífica entre religiones en Albania.
pacífica entre religiones en Albania.
(Fuente: FrontiereNews, 2014)
Albania, que hasta hace relativamente pocos años era un país casi inexistente en el imaginario de los europeos y que vivió un largo período de dictadura tiránica (el de la República Popular, entre los años 1946 y 1992), intenta levantar cabeza después de haberse liberado de aquellos déspotas; muchos de ellos, sin embargo, se han “reconvertido” ideológicamente por conveniencia (como en otros países del “socialismo real”), pero continúan ejerciendo el despotismo, agravado por la posibilidad de manejar intereses incluso más infames que los anteriores, ya que permanecen ocultos bajo una sospechosa capa de barniz pseudodemocrático.
Enver Hoxha, líder comunista y primer ministro
de Albania desde 1946 hasta su muerte, en 1985.
Así, las ambiciones de parte de la población, deseosa
de aproximarse a una Europa más moderna y avanzada, se han visto truncadas una y otra vez, y una de las razones de esta situación ha sido la utilización
interesada de las religiones.
La situación, no obstante y pese a todo, ha ido evolucionando con gran rapidez, y las nuevas generaciones (sobre todo las que no vivieron los años
tenebrosos de la dictadura), que manejan con soltura las nuevas tecnologías, son
ahora la punta de lanza de una modernización que avanza imparablemente y
ha conseguido que en poco tiempo cambiara incluso la fisonomía de las ciudades.
Para quienes no conozcan de cerca la realidad
albanesa, conviene decir que aquel pequeño país es un buen ejemplo de convivencia
religiosa. Entre las creencias predomina la islámica, aunque está muy presente
la católica, sobre todo en las regiones del norte, y la ortodoxa griega en las
del sur. Al margen de las esferas de poder, raros son los radicalismos y la
violencia por razones religiosas (aunque el extremismo islámico ha empezado a
extender hacia allí sus tentáculos y no han faltado los
intentos de “evangelización” por parte del Vaticano). Cada grupo religioso vive
sin manifestar estruendosamente su creencia y es respetuoso con las de los
otros, y si algo apenas se practica entre los albaneses (muchos de los cuales
son ateos) es el proselitismo.
Gjergj Meta.
El artículo que se presenta a continuación (ligeramente
reducido y adaptado) está firmado por el sacerdote católico albanés Gjergj
Meta. Pese a que se publicó hace dos años, y desde entonces han cambiado
algunas cosas, creemos que vale la pena divulgarlo para que los lectores tengan
una idea más precisa de la realidad en que vive el país vista desde dentro, al
menos de cara a una Europa llena de contradicciones y en crisis, pero que para
una gran parte del pueblo albanés representa la oportunidad de acabar de salir
del agujero negro en el que ha ha estado sumido durante décadas. Nos daremos
cuenta, una vez más, de cómo el poder político se preocupa por sus intereses de
“casta” (por emplear un término que se ha puesto de moda) y frena a veces los
anhelos de una sociedad ansiosa de un futuro mejor.
Albert Lázaro-Tinaut
La Europa “cristiana” y la Albania “musulmana”
Por Gjergj Meta
Por razones mezquinas, se ha estado difundiendo en Albania la
idea de que la candidatura a la Unión Europea no era tenida en cuenta a causa de
la presencia de musulmanes en el país. Se trata de una demagogia diabólica. En realidad, esa idea ha sido divulgada por algún político, pero yo la percibo a
menudo más allá de los discursos públicos, es decir, en círculos sociales más
reducidos.
Antes de entrar en el análisis de este fenómeno,
quisiera aclarar que, a mi entender, hay dos las razones por las que aún
no hemos conseguido el estatus de país candidato [1]. En primer lugar
encontramos los atavismos comunistas que todavía persisten en la mentalidad de
muchos albaneses, próximos o no al gobierno. En segundo lugar, hay que culpar
de forma absoluta y sin paliativos a las instituciones políticas albanesas, donde
la oposición de ayer boicoteaba al gobierno, y cuando éste pasaba a la
oposición hacía otro tanto.
al parlamento tras su investidura, en septiembre de 2013.
(Fuente: Albania News)
En este sentido, sin embargo, será tarea de la historia y no mía establecer los méritos o la ignominia de cada cual. Por lo que se refiere al factor religioso entendido como determinante para la cuestión de la adhesión de Albania a la UE, sostengo que se trata de demagogia no sólo mediocre, sino peligrosa, en el sentido de que puede generar conflictos.
Por lo general, quienes difunden esas ideas no tienen
nada que ver con la religión ni con la distinción entre cristianos y
musulmanes, puesto que continúan viendo las creencias religiosas desde el
prisma de la ideología marxista, o bien utilizan la vara de medir del
pragmatismo (para optar a algún cargo en la Administración), como si una
religión determinase la posibilidad de adhesión a la UE.
Representantes de las cuatro principales religiones que conviven
(Fuente: Community of Sant’Egidio, 2015)
En lo que concierne a Europa, la historia de los conflictos religiosos es larga. En nuestro continente, el antisemitismo hizo estragos: ¿no fue acaso ese un conflicto de tipo religioso? No había ninguna necesidad de que los “moros” aparecieran en las costas de Gibraltar para guerrear contra los cristianos, ya que nosotros mismos, como cristianos, ya hemos demostrado sobradamente nuestra capacidad enfrentarnos y matarnos por el hecho de ser protestantes o católicos.
¿Acaso esta misma historia no se repite todavía en
Irlanda? ¿No es una verdad histórica que a los católicos, en Inglaterra, se les
prohibió ejercer como tales y fueron despreciados durante trecientos años por
sus hermanos cristianos anglicanos? ¿No somos conscientes de que ahora mismo,
en Grecia, los católicos no gozan de los mismos derechos que los
ortodoxos? Nosotros mismos, en Albania,
intentamos siempre eludir los problemas y los conflictos achacándolos a los
otros.
La matanza de San Bartolomé, pintura de Martin Dubois que representa
el asesinato en masa de calvinistas franceses (hugonotes) en 1572,
durante las guerras de religión en Europa.
No son los musulmanes quienes dificultan la adhesión de Albania a la
UE. Si los musulmanes tienen sus problemas, como los tienen los cristianos, es
una cuestión que resolverán ellos, seguramente con no pocos sacrificios, como
ocurre en otros muchos países de mayoría musulmana, en el Oriente Medio y en
África, donde unas minorías integristas y fundamentalistas controlan y dirigen
la vida de los pueblos.
Olvidamos con frecuencia que en Albania no existe, en
el fondo, la voluntad de aceptar la tradición europea, en la que las
diversidades se aúnan para conseguir objetivos comunes. Nosotros todavía no
somos capaces de pensar (y ni siquiera de aceptar) que la Europa actual nació
gracias a un apretón de manos entre dos pueblos enemigos, Francia y Alemania,
al final de la segunda guerra mundial. En el momento más impensable, se
consiguió crear esa Europa a la que ahora aspiramos.
No tenemos esa voluntad porque entonces gobierno y
oposición se verían obligados a estrecharse las manos y ello significaría, en
Albania, un acercamiento entre adversarios políticos; y
quienes manejan los medios de comunicación y la cultura deberían someterse a
debates más civilizados en la televisión, por ejemplo. En nosotros pervive aún
la mentalidad comunista, todavía mantenemos el pensamiento hegemónico e integrista.
Pensamos que “no debe existir el ‘diferente’”, o bien que “la integración de
Albania debe llevar grabado mi nombre pero no, además, el de mi adversario”.
¡Cuántas veces, en los últimos años, lo hemos echado todo a perder, hemos
optado por el boicot porque no queremos que nadie más se haga merecedor de
ningún mérito, porque no queremos compartir los méritos con nadie!
Manifestantes en la capital albanesa durante la campaña
electoral de la primavera de 2013.
(© AFP / G.
Shkullaku)
Si entre nuestros políticos no existe la cultura del acercamiento, ¿por qué hemos de culpar de todo a los musulmanes? Eso significa lavarse las manos y sacudirse de encima los problemas y las responsabilidades. Significa convertir una vez más la religión en un problema y volver a la mentalidad de 1967 [2], aunque se camufle de modernidad laicista.
Europa requiere estándares que no choquen con la ley,
voluntad en la lucha contra la corrupción y un sistema educativo en perfecta
sintonía con los principios sobre los que se creó la UE, que no pide el
certificado de bautismo ni se preocupa de que uno haya sido circuncidado o no.
Exige, en cambio, que se trabaje bien y con empeño para alcanzar objetivos comunes, sin establecer diferencias entre unos y otros.
Atribuir connotaciones religiosas a la fallida adhesión de Albania a Europa
significa alejarse de los problemas reales para ir a buscar otros donde no
existen.
Las banderas de Albania y la Unión Europea
ondeando juntas en el centro de Tirana.
(Fuente: S&D, 2015)
Esto significa que no se llega siquiera a ciertos niveles de la cultura medieval, cuando el cristianismo descubrió la filosofía pagana y cuando se dio de bruces con el islam, o cuando Francisco de Asís, por ejemplo, se entrevistó con el sultán egipcio, y Avicena y Averroes, eruditos musulmanes de Persia, nos devolvieron a Aristóteles, que había sido olvidado durante siglos.
*
[1] De hecho, en junio
de 2014, medio año después de que se publicara este artículo, la UE otorgó
a Albania ese estatus.
[2] Año en que el dirigente comunista Enver Hoxha proclamó oficialmente que Albania
se convertía en el primer Estado ateo del mundo. Ello supuso el cierre o la
destrucción masiva de mezquitas e iglesias y el inicio de una cruel persecución
de cualquier persona relacionada con alguna religión o creyente de cualquier fe
que no fuera el comunismo estalinista.
(Este artículo se
publicó originalmente en albanés con el título «Europa e ‘krishterë’ dhe Shqipëria ‘myslimane’» [“La Europa
‘cristiana’ y la Albania ‘musulmana’”] en Peregrinus.al
el 27 de diciembre de 2013. Ha sido traducido por Albert Lázaro-Tinaut a partir
de la versión italiana de Daniela Vathi.)
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