Baile amazigh, obra de la pintora y activista Chama Mechtaly,
exiliada en los Estados Unidos.
Desde la
frontera entre Egipto y Libia hasta las costas marroquíes del Atlántico, en las
tierras del norte de África se asienta el pueblo amazigh (más conocido por la
ya clásica denominación europea de bereber), formado por diversos grupos
étnicos pero con una lengua común, el tamazight, [1] con sus correspondientes
variantes dialectales. Son los descendientes del pueblo aborigen de ese extenso territorio, y también de las
islas Canarias (los denominados
genéricamente guanches,
establecidos allí a partir del siglo V antes de nuestra era y castellanizados
desde la conquista y cristianización forzadas de aquellas islas en el siglo
XVI).
Las islas Canarias con sus nombres en lengua tamazight.
(Fuente: http://samirajamal.blogspot.com.es, 2011)
También los tuareg, un pueblo
nómada del desierto del Sáhara y el Sahel que se localiza sobre todo en el sur
de Argelia y de Libia, en Malí, en el Níger y el norte de Burkina Faso, y habla
una variedad propia del tamazight, son imazighen.
Caravana tuareg en Malí.
(Fuente: http://afriqasia.wordpress.com)
La presencia de imazighen es muy importante sobre todo en Argelia y Marruecos; la falta de censos (signo de la marginación de que han sido objeto,
tanto en la época colonial como tras la independización de los países
donde están establecidos), imposibilita la cuantificación de los individuos de los grupos étnicos
imazighen que pueblan el norte de África: las cifras son confusas y varían, según
las fuentes, entre los 25 y los 45 millones. Hay que sumarles los
aproximadamente 2,2 millones que han emigrado a Europa.
Las primeras
invasiones militares árabes de los territorios poblados por imazighen –nómadas
en su mayoría–, a partir del año 642, para someterlos e islamizarlos, tuvieron
distinto éxito. No fue hasta el año 711 cuando los omeyas, a quienes se unieron
numerosos imazighen convertidos a la fe mahometana, consiguieron dominar todo
el norte del continente africano y, cruzando el estrecho de Gibraltar,
iniciaron la conquista de la península Ibérica: la dinastía de los almorávides
y, luego, la de los almohades, eran bereberes.
El cromlech de M'Soura (o Mzora)
es uno de los escasos monumentos
preárabes que se conservan en
Marruecos. Aquí lo vemos en un
dibujo de 1830.
es uno de los escasos monumentos
preárabes que se conservan en
Marruecos. Aquí lo vemos en un
dibujo de 1830.
Fueron
muchos, sin embargo, los enfrentamientos que dificultaron la conquista del Magreb (Tamazgha, en tamazight) por los musulmanes; lucharon unidas contra el invasor diversas
tribus, y entre estos hechos destaca la revuelta de los años 739 y 740 y otros
actos desesperados de resistencia, que resultaron inútiles. El desprecio por
los imazighen nació en aquella época y continúa vigente aún en nuestros días, pese
a que la convivencia entre ambos pueblos es aparentemente pacífica. El número de imazighen que se han arabizado es incalculable, y casi todos están
islamizados.
Ahora se pueden contabilizar más de veinte grupos de imazighen, la mayoría
de ellos localizados, como se ha dicho, en tierras argelinas y marroquíes. En las últimas
décadas se han hecho muchos esfuerzos para recuperar la cultura tradicional
amazigh y para adaptar y unificar distintas variedades de la lengua, usando
caracteres latinos que sustituyen el peculiar alfabeto tifinagh. Con ello se facilita no sólo la difusión escrita
de la lengua, sino también la enseñanza en las escuelas que la adoptan.
El alfabeto tifinagh tradicional.
(Fuente: Tlaxcala, 2010)
Para terminar
esta sucinta presentación del pueblo amazigh, dejamos constancia de algunos
personajes célebres que tienen en él su origen familiar: el emperador romano
Septimio Severo; Yugurta, rey de Numidia que combatió a los romanos; Agustín de
Hipona (san Agustín), uno de los padres de la Iglesia; Tertuliano, otro padre
de la Iglesia; san Cipriano de Cartago y el papa san Melquíades.
A
continuación presentamos un texto que nos ha hecho llegar el poeta y militante
del Movimiento Amazigh Ali Khadaoui con ruego de difusión, en el que se aprecia la
hipocresía y el desprecio con que el Estado marroquí trata a los imazighen tras
una sonada (y falsa) campaña propagandística internacional en la que se
reconocían “oficialmente”, en la nueva Constitución, los derechos de ese
pueblo.
Albert Lázaro-Tinaut
[1] Para
aclarar conceptos: amazigh es la
forma singular, imazighen, su plural,
y tamazight el femenino, que se
aplica habitualmente a la lengua de este pueblo.
La letra yaz del alfabeto tifinagh, que representa al hombre libre, es el símbolo de la nación amazigh.
Los
imazighen, rehenes
de las leyes orgánicas marroquíes
de las leyes orgánicas marroquíes
Por Ali Khadaoui
Durante más
de medio siglo, el pueblo amazigh y su cultura, en todas sus manifestaciones,
no sólo ha sufrido la incomprensible negación de su reconocimiento, sino
también una marginación que tenía mucho de desprecio y no poco de muerte
programada. Esta situación de claro apartheid
tuvo como consecuencia el surgimiento del Movimiento Amazigh, social y
político, que se inscribía a la vez en una continuidad identitaria del norte de
África y en la modernidad a través de los valores de la democracia, la
ciudadanía y los derechos humanos.
La lucha de
ese movimiento, que conoció momentos difíciles cuando no desesperados bajo el
régimen de Hasán II (1961-1999), encontró por primera vez una respuesta en el
discurso que el nuevo rey, Mohamed VI, pronunció en Ajdir en 2001. En efecto,
aquel discurso que entonces se consideró histórico y que dio pie a la creación
del IRCAM (Institut Royal de la Culture Amazighe), alimentó enormes esperanzas
con respecto a la resolución definitiva y equitativa de la cuestión amazigh en
Marruecos. No se tuvieron en cuenta, sin embargo, los privilegios de quienes se
beneficiaron a costa de la resistencia amazigh a la colonización francesa: así,
todas las medidas tomadas por las más altas instancias del Estado han tardado
diez años en materializarse mediante la oficialización de la lengua y la
identidad de los imazighen, recogida en la Constitución marroquí de 2011.
Ocultada durante mucho tiempo por el pensamiento dominante árabo-islámico, la
cultura, la lengua y las tradiciones del pueblo amazigh eran reconocidas en su
territorio histórico.
Manifestantes imazighen mostrando su bandera.
(Fuente: http://tamazirte.net.)
Sin embargo,
la oficialización efectiva está sometida a unas leyes orgánicas que aún ha de
redactar el gobierno y aprobar el Parlamento. El problema radica en que ni el
gobierno ni el Parlamento son democráticos, y se muestran hostiles a los
derechos del pueblo amazigh, lo cual supone que, de hecho, éste, su lengua y lo
que ella implica son rehenes de las instituciones de un Estado que se proclama
de derecho, en las que no pueden integrarse; al contrario, los derechos de los
ciudadanos autóctonos imazighen son burlados permanentemente.
Al cabo de
dos años de la “aprobación” por el pueblo marroquí de la Constitución de 2011, las
leyes orgánicas correspondientes no han sido sometidas al Parlamento. El 2 de
julio de 2013 se celebró en la capital del país, Rabat, una conferencia
nacional sobre esta cuestión. En ella estuvieron presentes e hicieron uso de la
palabra, sucesivamente, el Consejero del Rey, el Primer Ministro, el Presidente
del Parlamento, los ministros de Comunicación y de Cultura, y después de haber
escuchado los discursos de todos esos dignatarios del régimen, todos los
afectados por la cuestión replicaron unánimemente que el gobierno ni tan
siquiera ha empezado a reflexionar sobre ninguna iniciativa que permitiera
iniciar el proceso de redacción de las leyes orgánicas que han de presentarse
al Parlamento. En otras palabras, y contrariamente a lo que afirmaron unos y
otros responsables, la traducción de la oficialización de la lengua tamazight
en hechos no es, ahora mismo, una prioridad del gobierno; algunos llegaron
incluso a mencionar que la intención del gobierno presidido desde noviembre de
2011 por Abdelilah Benkirán no tenía el propósito de presentar esas leyes
orgánicas al Parlamento hasta el último año de la legislatura, con el claro
propósito de ganar tiempo.
El rey Mohamed VI anunciando solemnemente la nueva Constitución
marroquí en Rabat, el 17 de junio de 2011.
marroquí en Rabat, el 17 de junio de 2011.
(Foto © AFP/Azzouz Boukallouch)
Por otra
parte, todos los altos cargos presentes en la mencionada conferencia repitieron
los mismos conceptos, que los militantes imazighen consideran bombas de efecto
retardado: “la cuestión amazigh afecta a todos los marroquíes”, es decir,
también a quienes la combaten por todos los medios; “supone, por consiguiente,
una responsabilidad de todos” (entiéndase de nadie); “no debe utilizarse
políticamente”, lo cual significa que es el pueblo amazigh quien no debe
utilizarla, ya que, de hecho, todos los partidos políticos la utilizan, igual
que lo hace el poder, para sacar todo el provecho político de ello.
Lo más grave
es que se constata la puesta en cuarentena, de
facto, de las promesas escuchadas en el discurso real de Ajdir y la
creación del IRCAM con el pretexto de que previamente es necesaria la
aprobación de las leyes orgánicas. Así pues, nueve años de enseñanza de la
lengua tamazight se retrasan ad calendas
graecas. La programación televisiva limita a un 20 % los programas
folklóricos dedicados a la comunidad amazigh, mientras que el 80 % de la misma
se destina a programas de variedades y propagandísticos de la arabicidad.
Añádase a eso que todavía están prohibidos por el Registro Civil los nombres en
tamazight, que muchos militantes imazighen permanecen en prisión y que las
actividades de las asociaciones imazighen están sometidas a limitaciones, cuando
no a prohibiciones administrativas. Por si fuera poco, no se concede ninguna
subvención a las asociaciones consideradas independientes de los partidos
legalizados y del poder establecido.
Está claro
que el objetivo del poder y sus aliados consiste únicamente en ganar tiempo y
más tiempo para que el proceso de arabización de la sociedad amazigh, iniciado
desde lo que en Marruecos se denomina “la independencia”, prosiga y se
consolide, ya que en los últimos cincuenta años una política criminal de
arabización ha destruido gran parte del patrimonio inmaterial amazigh. Cuando
nadie sepa hablar la lengua tamazight llegará el momento de reconocer los
derechos de los imazighen, que ya no podrán disfrutarlos. Varias generaciones
de imazighen arabizados ni siquiera entienden lo que dicen sus parientes que
han conservado la lengua autóctona. En las ciudades, e incluso en el medio
rural, la comunicación familiar ya resulta más que paradójica: los padres
hablan tamazight con sus hijos y éstos les responden en darija, el árabe
coloquial marroquí.
De todo lo
dicho se puede sacar una conclusión: la gestión marroquí de la cuestión amazigh
–una gestión presentada como ejemplo en todo el norte de África por los medios
de comunicación, a veces bienintencionados–, es de lo más maquiavélico: todo lo
que se dice de cara a la opinión pública extranjera es fantástico y nada tiene
que ver con la realidad, como se explica en esta denuncia. Ante las instancias
internacionales que inquieren sobre la situación en el Estado marroquí, éste se
presenta como paladín los derechos humanos, culturales y lingüísticos y
proclama el ejemplo de la comunidad amazigh como pueblo autóctono respetado; la
propaganda oficial se refiere a los progresos registrados al respecto en el
reino, aludiendo a la Constitución, el IRCAM, el supuesto pluralismo, etc.
La sede del IRCAM (Institut Royal de la Culture Amazighe) en Rabat.
(Fuente: http://www.leregional.ma)
Hace pocos
meses, una de las escasas diputadas que tienen la valentía de referirse a la
lengua tamazight en el Parlamento marroquí fue llamada al orden, y su audacia
dio como resultado la prohibición del uso del tamazight “oficial”, incluso
oralmente, en dicho Parlamento con el pretexto de que la representación del
pueblo (sic!) no dispone de medios de
traducción, cuando es bien sabido que al reino le satisface enormemente
organizar coloquios, encuentros en la cumbre y reuniones de diversos foros
internacionales, que explota como tribunas propagandísticas, y en tales
ocasiones sí que dispone de traductores y de los materiales necesarios en
cualquier lengua del mundo. Los responsables estatales saben perfectamente que
hay centenares de personas imazighen perfectamente capacitadas para traducir
instantáneamente la lengua realmente autóctona del país a todas y cada una de
las lenguas presentes en Marruecos: el árabe, el francés, el español e incluso
el inglés.
Es evidente,
pues, que la voluntad política de revalorizar la lengua y la cultura del pueblo
amazigh, de integrarla realmente en las instituciones del Estado, no existe en
absoluto en el reino cherifiano. Esa falta de voluntad, no obstante, queda
camuflada tras un discurso aterciopelado que, curiosamente, siempre ha admirado
a las elites imazighen, tan ingenuas e incrédulas ante el maquiavelismo de un
majzén [1] que suele manejar con soltura las riendas del poder mediante la
demagogia y basándose en la corrupción, del mismo modo que el pueblo llano no
ve más que lo aparentemente positivo de una política que ni siquiera los
politólogos mejor informados acaban de comprender.
Ante ese
maquiavelismo heredado de los tiempos de Hasán II, que muchos de los
responsables políticos de aquella época han conservado, el Movimiento Amazigh
debe revisar su estrategia, sus tácticas e incluso su organización.
Como se ha
dicho, parece evidente que los dirigentes marroquíes se amparan en la
Constitución para conseguir que algunos asuntos se prolonguen en el tiempo y
vayan pasando los años sin que se resuelvan. Mientras tanto, los ancianos que
sobrevivan habrán ido desapareciendo juntamente con un importante patrimonio;
lo mismo irá ocurriendo con quienes todavía hablan tamazight. Quedarán aquellos
que no hablen ni comprendan esa vieja lengua, los darijófonos dispuestos a
proclamarse “árabes”, aunque un decenio antes sus familias hablaran tamazight.
La política
cultural genocida iniciada hace medio siglo ha dado, sin duda, los resultados
que se deseaban, y continúa dándolos. Pero esta constatación no hace más que
confirmar la tesis de que han sido los propios imazighen quienes han favorecido
esa política: hay muchos instrumentos que permiten a los diferentes poderes del
norte de África llevar a cabo una política suicida que aún no ha encontrado su
lugar, en el pensamiento psicoanalítico, en su acepción de “suicidio colectivo”
de un pueblo que tiene tras de sí una historia milenaria.
Traducción del francés: Albert Lázaro-Tinaut
[1] Palabra árabe (المخزن) que
antiguamente designaba al Estado marroquí y que ahora se aplica corrientemente
a la oligarquía y la elite dirigente –e influyente– e intelectual del país,
cercana al rey y a la familia real de Marruecos. [N. del T.]
Clicar sobre las imágenes para ampliarlas.
Larguíasimo el artículo.
ResponderEliminarTremendo problema por el que atraviesan los amazigh.
Todo tan complicado de resolver. No se puede siendo rehenes como son. Es mucho lo que sufren. Indigna lo que les pasa y lo que le pasó a la diputada en el parlamento y la consecuencia de su audacia. Bueno, que este mundo tiene tantas paradojas como de gente hay en él. Cuidado si más, para que no podamos escapar ni fuera de este mundo.
Bueno, por lo menos aprendí sobre algo de lo que no tenía la menor idea. Muchas gracias.
Andri Alba.
Està quedando patente que Marruecos tiene dos discurso uno para el exterior como muy aperturista y consensual y otro interno de cerrada proyección democrática. Como siempre ocurre en estos casos, siempre pierde el màs débil, aunque sus razones sean universales.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta entrada.
un abrazo
fus
Andri Alba, fus, gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarA veces es preciso denunciar realidades que quedan ocultas tras las apariencias, engaños sutiles en los que cae muy fácilmente la prensa internacional, pues en el fondo todos somos muy egoístas, no vamos a buscar las realidades y sólo nos impresionan los grandes "hechos" de la historia contemporánea, sin darnos cuenta de que muchos sufren en silencio otros hechos (consumados o postergados) de las dictaduras disfrazadas de falsas democracias (que no son pocas).
Molt bon article. Prop de ma casa hi ha un pub d'amazights, amb música raï i tecnoraï, i clientela berber.
ResponderEliminarDe tal palo, tal hastilla.
ResponderEliminarHay muchos intereses para mantener al pueblo amazigh esclavizado.
AITMA ISTMA AZUL FLLAOUN NO PODEMOS SEGUIR ASI ESTO ES UN GENOCIDIO CULTURAL BASTA DE ARABIZACION E ISLAMIZACION DEL PUEBLO AMAZIGH. HAY QUE DESHACERSE DE LOS ENEMIGOS DE NUESTRA EXISTECIA ,PACIFICAMENTE,INTELICTUALMENTE Y URGENTEMENTE
ResponderEliminarinteresante artículo para conocer la verdadera realidad del pueblo amazigh ... Gracias por darlo a conocer ...
ResponderEliminar