El monte Ararat,
uno de los grandes símbolos de la tradición
y la cultura armenias, desde el monasterio de Jor Virap.
(© Andrew Behesnilian)
y la cultura armenias, desde el monasterio de Jor Virap.
(© Andrew Behesnilian)
Por Aram Ghanalanian
Se considera que el folklore armenio es uno de los más antiguos y
ricos del mundo.
Hasta la creación de la escritura y la literatura (siglo V) fue, sin
duda, una de las formas de manifestación de las emociones e inquietudes del
pueblo, de su vida y de su lucha. Luego, cuando la cultura pasó a ser
patrimonio de los estratos más altos de la sociedad, mantuvo un papel
fundamental.
El folkore tradicional armenio refleja, como se ha dicho, las
penalidades y los combates del pueblo, sobre todo contra los invasores
extranjeros. Traduce, al mismo tiempo, las protestas vehementes contra las
exacciones laicas y clericales y describe con realismo la vida diaria, el
trabajo, las concepciones y las creencias de la gente.
El mítico guerrero Haik representado en una escultura
de la ciudad de Ereván, capital de Armenia.
de la ciudad de Ereván, capital de Armenia.
De entre las viejas leyendas armenias citemos las de Haik y Bel, la de Aram, de la Trok Angegh,
la de Ará Geghetsik y Shamiram, la de
Artavazd y Vahagn, que Movsés
Jorenatsí (385-487, más
conocido como Moisés de Corene), célebre historiador armenio del siglo V, relata en su Historia del pueblo armenio. Haik y Bel y Ará
Geghetsik y Shamiram [1]; esas leyendas recuerdan los combates heroicos que
los antepasados de los armenios (como los pobladores del reino de Urartu)
libraron contra los invasores asirios. [2]
Moisés de Corene según el pintor armenio
contemporáneo Gevorg Avagyan.
contemporáneo Gevorg Avagyan.
La leyenda-canción Vishapakagh
Vahagn, por su parte, con sus coloridas y pintorescas imágenes, es una auténtica joya del arte trovadoresco avant la lettre: describe el nacimiento milagroso del héroe de fuego, con
su sable-rayo que utilizaba para luchar contra los terribles dragones que
retenían el agua celeste, ajaban la vegetación y echaban a perder las cosechas.
El cielo,
la tierra y el mar púrpura
sufrían los dolores del parto;
en el mar, la pequeña caña roja
era presa de esos dolores.
De la caña salía humo,
de la caña salían llamas;
y entre las llamas corría un adolescente rubio;
sus cabellos ardían,
ardía su barba
y sus ojos eran soles.
Los cuentos populares son numerosísimos y muy variados: Hazaran Blbul, Odzamanuk y Arevhat, Garnik
Ajper, Ojik, Kadzhants Tagavor, Kadj Nazar,
El tejedor sabio, El calvo ingenioso y muchos otros evocan
mundos de luz y tinieblas, poblados por genios negros y blancos; se encontraban
en ellos manzanas maravillosas que ofrecían el don de la inmortalidad, caballos
en llamas, viejas brujas, bravos y valientes jóvenes a quienes ningún obstáculo
podía detener, y dulces y bellas muchachas.
Cubierta de la
versión en español del libro
Cuentos y leyendas de los armenios, un pueblo
del
Cáucaso, de Reine Cioulachtjian
y Catherine Chardonnay.
Todos esos cuentos reflejan los deseos y las aspiraciones de labriegos y artesanos,
sus sueños de tareas apacibles, de una vida libre sin limitaciones, una vida
donde reinaran la abundancia y la felicidad. El mantel mágico que aparece a
menudo en los cuentos armenios es la expresión alegórica de esas esperanzas:
quien estuviera en posesión de ese mantel viviría en la abundancia y dispondría
de manjares de toda especie, de objetos milagrosos (una muela de molino
prodigiosa, una antorcha hechizada, etc.).
El célebre cuento Hazaran Blbul (‘El
pájaro Blbul’) es de una belleza extraordinaria; el delicioso canto del pájaro
consigue que florezca de nuevo un jardín abandonado y arrasado por fuerzas
malévolas. [3]
Hazaran Blbul representado en una
ilustración de Hratchuhi Grigorian
para un cuento infantil armenio
de Ghazaros Aghayan.
La novela épica Sassountsi Davit
(‘David de Sasún’) es el
tesoro más preciado del folklore armenio. Esta epopeya aúna el espíritu y la
sustancia de las leyendas mitológicas más antiguas, los cuentos mágicos, las
narraciones, las crónicas, las canciones… Se compone de cuatro partes: Sanasar y Baltasar, Mher el Grande o Mher el León,
David de Sasún y Mher el Pequeño. La parte más desarrollada, sin embargo, es la de
David.
Se trata de una grandiosa evocación del pasado trágico y glorioso del
pueblo armenio, de sus incesantes luchas contra los numerosos invasores
extranjeros del país; pero es también una enciclopedia precisa y detallada de
sus hábitos y costumbres, de su acontecer cotidiano, de sus creencias y de sus
concepciones religiosas. En esta obra se encuentran los hechos y las figuras de
la época de la dominación brutal del califato árabe (siglos VIII a X), las
exacciones de los opresores y las revueltas populares de la región de Sasún y
de las provincias limítrofes. El patriotismo de David, su humanidad, su anhelo
de paz, su inquebrantable voluntad de justicia, su bravura y su valentía
conservan aún hoy en día el valor emotivo. Esta obra, además, puede
considerarse sin duda uno de los monumentos de la cultura universal, y figura
entre las mejores novelas épicas del mundo. [4]
David de Sasún representado en una película
de animación de Hayk Manikuyan.
(© Hayasa Pictures)
Las canciones populares (cantos de labor, de amor, de emigración,
himnos a la naturaleza, danzas, cantos pastoriles, cancioncillas humorísticas,
canciones de cuna…), destacan por su belleza y su gracia y ocupan un lugar
destacado en el folklore armenio. En los cantos de emigración (o de gharib) palpita siempre el corazón
nostálgico del exiliado; se trata en todos los casos de bellas canciones patrióticas:
Era yo un
plantón de melocotonero
que crecía en un roquedal.
Vinieron ellos, me arrancaron, me llevaron consigo
y me plantaron en su jardín.
Con azúcar hicieron un jarabe
y lo rociaron sobre mí.
¡Venid, hermanos, llevadme con vosotros
a mi roquedal, regadme con agua de nieve!
Dentro de este rico folklore hay que dar cabida también a los dichos populares
y los refranes. Concisos y claros, son muy numerosos y constituían un modo de
expresar muchas cosas, pero también un medio para denunciar a los opresores. El
genio satírico del pueblo armenio es de una gran viveza. Veamos algunos
ejemplos:
Nunca se
sienta un armenio si no es que cae de pura fatiga.
Tierra de Armenia, tierra de lamentaciones.
No cualquier madera sirve para hacer un cucharón.
Todos los montes no pueden ser el Ararat.
Si dulce es la sangre del padre y de la madre, dulces son la tierra y el agua
de la patria.
Las tradiciones populares y el folklore tradicional
se mantienen todavía muy vivos en Armenia.
se mantienen todavía muy vivos en Armenia.
(Fuente: Village Log / The COAF Blog)
A lo largo de los siglos, el folklore ha sido fuente de inspiración para los escritores armenios; dos grandes poetas especialmente, Hovhannes Tumanyan y Avetik Isahakyan, compusieron sus mejores obras, tanto en prosa como en verso, a partir de materiales recogidos del folklore o inspirados en él.
(Versión y notas de Albert Lázaro-Tinaut a partir
de la traducción al francés de T. Kara-Sarkissian.)
de la traducción al francés de T. Kara-Sarkissian.)
[1] Semíramis, la legendaria reina de Asiria, en armenio.
[2] Son muy interesantes los datos históricos sobre la antigua Armenia que se
encuentran aquí.
[3] Se identifica a esta ave maravillosa con el pájaro de fuego, común a
diversas tradiciones indoeuropeas, entre ellas, sobre todo, la rusa.
[4] Para obtener más información en español sobre esta epopeya, merece la pena
leer el artículo de Vartán Matiossián “La
epopeya armenia ‘David de Sasún’: Introducción a su interpretación histórica”,
publicado en Transoxiana, Buenos
Aires, núm. 5 (diciembre de 2002); se puede encontrar a través de este enlace.
Este artículo se publicó originalmente en la revista Europe, París, núm. 382-383 (febrero-marzo de 1961). El traductor agradece a Maria Ohannesian la revisión del texto).
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Gràcies amic Albert, l'he devorat!!
ResponderEliminarGràcies a tu, amic Cesc.
EliminarUna abraçada.
Por lo que te he leido, Armenia es una naciòn tradicionalista y amante de su pasado. Como siempre, en tus pàginas se entra vacìo y se sale empapado de historia nueva.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Gracias, fus. Sí, los armenios tienen a orgullo haber sido los primeros cristianos organizados jerárquicamente (el año 301), lo cual les otorga un lugar importante en la cultura occidental (pese a encontrarse bastante a oriente). Por otra parte, asímiló mucho de las antiguas culturas mesopotámica y persa, lo cual no es poco.
EliminarGracias, como siempre, por tu comentario.