Por Egon
Friedler *
Aram Jachaturián, de
origen armenio (su apellido suele escribirse en la transcripción anglosajona,
Khachaturian, o bien en la francesa, Khatchatourian; en armenio su nombre es Արամ Խաչատրյան) fue uno de los
compositores más destacados de la Unión Soviética. Nació el 6 de junio de 1903
en Tbilisi (Georgia) y falleció el 1 de mayo de 1978 en Moscú.
Hijo de un
encuadernador de libros establecido en la capital georgiana, demostró interés
por la música desde muy joven, pero no se distinguió por su precocidad. Su
talento musical sólo se puso en evidencia cuando a los dieciocho años se
trasladó a Moscú. Pese a no tener ningún conocimiento formal, en 1922 fue admitido
en la Academia Musical Gnesin y comenzó a estudiar violonchelo. Sus dotes
creativas, sin embargo, se manifestaron rápidamente, y en 1925 accedió a las
clases de composición de Mijaíl Gnesin [1].
Mijaíl Gnesin.
Entre 1926 y 1927 ejecutó
con éxito sus primeras obras, para violín y piano y piano solo, y en 1929 fue
admitido en el Conservatorio de Moscú, donde tuvo como maestro al destacado y
prolífico compositor Nikolái Miaskovski [2]. Después de obtener su diploma en
1934 continuó estudios de posgrado hasta 1937.
Sus obras tempranas
incluyen el Trío para clarinete, violín y
piano (Opus 30, 1932) que Serguéi
Prokófiev recomendó para ser ejecutado en París, la Primera sinfonía (Opus 35,
su obra de graduación, de 1934, dedicada al 15.º aniversario de la República Socialista
Soviética de Armenia) y el Concierto para
piano (Opus 38, 1936), que le
valió fama internacional. Le siguió el igualmente exitoso Concierto para violín (Opus
46, 1940).
En 1937 Jachaturián se convirtió en uno de los activistas de la recientemente
creada Unión de Compositores Soviéticos, en la que desempeñó diferentes cargos.
Incluso cumplió con lo que se esperaba de todo compositor soviético “respetable”:
compuso una cantata en honor a Stalin. Pero su fidelidad a la ortodoxia no le
sirvió de mucho cuando en 1948 un decreto emitido por Andréi Zhdánov –consuegro
de Stalin y férreo defensor del realismo socialista (su código ideológico, de
1950, se conoce como zhdanovismo)–,
atacó a un grupo de prominentes compositores acusándolos de formalismo. Jachaturián
estuvo entre los autores censurados, junto a Prokófiev y Dmitri Shostakóvich,
pese a que su música tenía un claro colorido nacionalista y carecía de las
complejidades que habían irritado al dictador
soviético.
Aram Jachaturián en la década de 1930.
Para evitar medidas
que pudieran poner en peligro su carrera, Aram Jachaturián hizo un simulacro de
autocrítica y durante los dos años siguientes se dedicó a componer partituras para
películas (una de ellas sería reelaborada por él mismo en 1949 como una “Oda
funeraria en homenaje a Lenin”). Durante aquella misma década compuso, además,
el ballet Gayaneh (Opus 50, 1942), que incluye la celebérrima
“Danza del sable”, la Segunda sinfonía
(Opus 56, 1943), el Concierto para violonchelo (Opus 65, 1946) y la Tercera sinfonía (conocida como Sinfonía
poema, Opus 67, 1947).
En 1950 expandió sus actividades musicales dedicándose a la dirección de
orquesta y la enseñanza de la composición. Después de la muerte de Stalin, en
1953, fue el primero entre los compositores soviéticos más eminentes en reclamar una
mayor libertad creativa a través de las páginas de la revista Sovietskaia Muzyka [3].
Al año siguiente terminó la composición del ballet en cuatro actos Espartaco
(Opus 82), que se
convertiría en uno de sus mayores éxitos y por el que obtuvo el Premio Lenin en
1959. Previamente había recibido el Premio Stalin por su Concierto para violín. A partir de 1954 también se le permitió viajar a
Occidente para actuar como director de orquesta, casi siempre con obras
propias.
Representación de Espartaco por la compañía
del Ballet Mijailovski en el Coliseum de Londres (2008).
Dmitri Shostakovich escribió en 1955: “La individualidad de Jachaturián,
derivada de su gran talento creador, se revela no sólo en su lenguaje, en la impresión
que deja en cada compás; esta individualidad es mayor e implica algo más que
tecnología musical: comprende también la visión del mundo de Jachaturián, que
es basicamente optimista. […] El carácter nacional y popular de su música es evidente en todas sus composiciones, por más diferentes que sean entre sí”.
Pero el carácter popular y la inspiración folklórica de las obras de Aram
Jachaturián también han motivado juicios críticos negativos. Por ejemplo, el
compositor y musicólogo español Tomás Marco considera que su colorido orquestal
no es sino un pálido remedo de la obra de Rimski-Kórsakov, mientras el
musicólogo británico Robert Stevens elogia su Trío para clarinete, violín y piano (1932) precisamente porque
evita “el orientalismo a la Rimski-Kórsakov que se encuentra en algunas de sus
obras más tardías”. Por su parte, el austriaco Otto Maria Carpeaux reprochó a
Jachaturián que “se conformara con acumular melodías de manera rapsódica, sin
intentar crear arquitecturas musicales”.
Jachaturián representado en un billete de banco armenio
de 50 drams (1998).
Una posición más favorable es la del musicólogo italiano Armando Gentilucci, para quien “la música de Jachaturián, generosa, impulsiva, desenvuelta, a
menudo ilustrativa, expresa con bastante fidelidad un realismo socialista, aunque en su
acepción menos problemática y menos ‘gorkiana’ del término”.
Sin embargo, quien ha definido mejor a Jachaturián es el musicólogo neoyorquino Boris Schwartz, autor de un libro fundamental sobre la vida musical soviética: Music and Musical Life in Soviet Russia 1917-1970 (1972). Escribe Schwartz en su artículo sobre el compositor en el diccionario Grove: “La exitosa carrera de Jachaturián representa la feliz implementación de la política soviética básica en materia artística: la conjunción del folklorismo regional y la gran tradición rusa. Su herencia armenia (y en un sentido más amplio, transcaucásica) se refleja en sus lánguidas melodías, sus ritmos animados y la sugestiva vitalidad de su lenguaje musical, aunque su imaginación fue disciplinada por un academismo basado en Rimski-Kórsakov. El orientalismo de un Borodin o un Balákirev [4] parece artificial frente a la genuina fogosidad de Jachaturián. Entre los compositores anteriores que influyeron sobre él figuran los armenios Gomidas y Spendarián [5], y también asimiló ciertos rasgos de Ravel y Gershwin. Siempre que utilizó el folklore lo reelaboró de manera muy personal (por ejemplo, en el movimiento lento del Concierto para piano). Su orquesta tiene un sonido rico y sensual, esencialmente postromántico, enriquecido por una colorida percusión”.
Caricatura de Aram Jachaturián
por el artista gráfico armenio
contemporáneo Ara Aslayan.
por el artista gráfico armenio
contemporáneo Ara Aslayan.
Jachaturián vivió
hasta el final de sus días como un respetado y reconocido compositor soviético.
Su esposa, Nina Makarova (1908-1976) también fue compositora, al igual que su
sobrino Karen (1920-2011).
He aquí los enlaces
a algunos vídeos con interpretaciones de sus obras más destacadas:
-
El segundo movimiento del Concierto para piano
(1936) interpretado por Lev Oborin con la Orquesta de la Radio de Moscú,
dirigida por el propio Jachaturián.
- El primer movimiento del Concierto para violín
(1940) interpretado por Antal Zalai con la Orquesta Sinfónica del Estado de
México, dirigida por Félix Carrasco.
- El “Vals” de la obra escénica Masquerade (1941) interpretado por la Orchestra Mandolinistica di Lugano, dirigida por Mauro Pacchin.
- La “Danza del sable”, del ballet Gayaneh (1942) interpretada por la Berliner Philharmoniker, dirigida por Seiji Ozawa.
- La Segunda sinfonía (1943) interpretada por la Royal Scottish National Orchestra, dirigida por Neeme Järvi. El “Adagio” de Espartaco (1954) interpretado al piano por Matthew Cameron.
- El “Vals” de la obra escénica Masquerade (1941) interpretado por la Orchestra Mandolinistica di Lugano, dirigida por Mauro Pacchin.
- La “Danza del sable”, del ballet Gayaneh (1942) interpretada por la Berliner Philharmoniker, dirigida por Seiji Ozawa.
- La Segunda sinfonía (1943) interpretada por la Royal Scottish National Orchestra, dirigida por Neeme Järvi. El “Adagio” de Espartaco (1954) interpretado al piano por Matthew Cameron.
Cubierta
de un disco ruso con dos de las obras más conocidas de Jachaturián: Espartaco y Gayaneh.
[1] Mijaíl Fabianovich Gnesin (Михаил Фабианович Гнесин,
1883-1957) fue un destacado compositor y pedagogo musical judío ruso, hijo de
un rabino de la ciudad meridional de Rostov del Don. Formado en el
Conservatorio de San Petersburgo, tuvo entre sus maestros a Nikolai
Rimski-Kórsakov y Alexandr Glazunov. Destacó también como conferenciante y a
él se debe la edición de la obra literaria de Rimski-Kórsakov.
[2] Nikolái Yákovlevich Miaskovski (Николай Яковлевич Мясковский, 1881-1950), miembro de una familia polaca radicada en Kazán (Tataristán), fue uno de los músicos más notables de la Rusia soviética. Militar de profesión, contribuyó a reconstruir e impulsar el Conservatorio de San Petersburgo, y en 1921 fue contratado como profesor por el de Moscú. Comparado en su tiempo con Piotr Chaikovski, se plegó a las exigencias del realismo socialista, pero una de sus composiciones, El Kremlin de noche, molestó a Stalin, por lo que sufrió represalias hasta su muerte.
[3] Sovietskaia Muzyka, Moscú, núm. 11, 1953.
[4] Alusiones al gran compositor romántico ruso Alexandr Borodin (1833-1897), autor de las conocidas Danzas polovesianas y de la ópera El príncipe Ígor, y a otro clásico de la composición y la pedagogía musical, Mili Balákirev (1837-1910), maestro de Rimski-Kórsakov y de Músorgski y autor de una notable colección de canciones folclóricas rusas.
[5] Gomidas Vartabed (Կոմիտաս Վարդապետ, conocido también como Komidas, 1869-1935) fue un monje nacido en Anatolia y considerado el fundador de la música clásica armenia; a partir de 1915 fue víctima de las persecuciones de los armenios en Turquía y murió en París, adonde consiguió huir. Alexandr Spendarián (Ալեքսանդր Սպենդիարյան, 1871-1928), por su parte, nacido en Kajovka (Cáucaso ruso), fue alumno de Rimski-Kórsakov y se le considera el padre de la música armenia moderna.
[2] Nikolái Yákovlevich Miaskovski (Николай Яковлевич Мясковский, 1881-1950), miembro de una familia polaca radicada en Kazán (Tataristán), fue uno de los músicos más notables de la Rusia soviética. Militar de profesión, contribuyó a reconstruir e impulsar el Conservatorio de San Petersburgo, y en 1921 fue contratado como profesor por el de Moscú. Comparado en su tiempo con Piotr Chaikovski, se plegó a las exigencias del realismo socialista, pero una de sus composiciones, El Kremlin de noche, molestó a Stalin, por lo que sufrió represalias hasta su muerte.
[3] Sovietskaia Muzyka, Moscú, núm. 11, 1953.
[4] Alusiones al gran compositor romántico ruso Alexandr Borodin (1833-1897), autor de las conocidas Danzas polovesianas y de la ópera El príncipe Ígor, y a otro clásico de la composición y la pedagogía musical, Mili Balákirev (1837-1910), maestro de Rimski-Kórsakov y de Músorgski y autor de una notable colección de canciones folclóricas rusas.
[5] Gomidas Vartabed (Կոմիտաս Վարդապետ, conocido también como Komidas, 1869-1935) fue un monje nacido en Anatolia y considerado el fundador de la música clásica armenia; a partir de 1915 fue víctima de las persecuciones de los armenios en Turquía y murió en París, adonde consiguió huir. Alexandr Spendarián (Ալեքսանդր Սպենդիարյան, 1871-1928), por su parte, nacido en Kajovka (Cáucaso ruso), fue alumno de Rimski-Kórsakov y se le considera el padre de la música armenia moderna.
* Este texto es una adaptación y ampliación del que escribió el musicólogo uruguayo Egon Friedler en 2003 con motivo del centenario del nacimiento de Aram Jachaturián.
Clicar sobre las imágenes para ampliarlas.
Sencillamente divino, sencillamente un vellocino.
ResponderEliminarUn abrazo.
Antonio.
La increíble fuerza expresiva de Aram Jachaturián, y muy concretamente en su "Concierto para violín" siempre me ha puesto la piel de gallina, sobretodo el primer movimiento. Como tantos otros compositores soviéticos del siglo XX, un genio. ¡Abrazos!
ResponderEliminarJachaturián, a pesar de todo lo que se ha dicho sobre él, me parece el equilibrio entre las estéticas musicales occidental y oriental. Me alegro de que te haya llegado al alma, Antonio. Un abrazo también para ti.
ResponderEliminarCesc: la crítica ha sido muy injusta con Jachaturián, ya sea porque no lo entendieron en su tiempo o porque pertenecía a un mundo "enemigo". En efecto, la fuerza expresiva de algunas de sus composiciones es enorme (aunque también es cierto que en otras, sobre todo las "patrióticas", manifiesta una gran pobreza de recursos, probablemente porque las compuso sin ningún entusiasmo; fue "soviético" porque no tuvo más remedio, y quizá eso explique muchas cosas de muchos creadores en el Imperio estalinista).
ResponderEliminarUn fuerte abrazo también para ti, querido amigo.
Ya he copiado los enlaces para escucharlos con tranquilidad.
ResponderEliminarMe gusta que tu blog me haga descubrir a autores que desconozco, tu labor de difusión es un gran aporte cultural.
Muchas gracias.
Me satisface una vez más haberte hecho descubrir algo nuevo, Mercedes. Jachaturián compuso varias obras para ballet, y su famosa "Danza del sable" ha tenido éxito en todo el mundo. Una vez, de adolescente, cuando empezaron a llegar a España algunas compañías "oficiales" soviéticas, recuerdo una interpretación de esa danza (creo que fue en el viejo Palacio de los Deportes de Barcelona), y me pareció impresionante la agilidad de los bailarines, verdaderos acróbatas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Albert
Hola Albert:
ResponderEliminarMagnífica entrada. Disfruto cada palabra, cada enlace.
Un abrazo fuerte.
Muchas gracias, María Eugenia.
ResponderEliminarUn gran abrazo también para ti.
Albert
Tuvo que ser difícil para un artista como Jachaturiàn componer en el soviet de Stalin, cuando las imposiciones artísticas eran medidas por militares. Como siempre sorprendes con tus entradas.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Estupenda entrada. Todos conocemos la danza del sable pero, aunque no sea de mis compositores favoritos, tiene joyitas dignas de ser escuchadas.
ResponderEliminarUn abrazo.