(Foto © Toms Grīnbergs, Latvijas Universitātes Preses centrs)
Por Pietro U. Dini, Universidad de Pisa [1]
“El cantor tal vez irónico del mundo báltico de ayer” podría ser una primera definición del poeta letón Knuts Skujenieks, sin excluir otras muchas definiciones. En efecto, el propio Skujenieks ha manifestado que tanto él como su poesía están anclados en un mundo que evoluciona rápidamente, en sensaciones y sonidos que a menudo –es una ilusión, claro– consiguen sobrevivir a los cambios y que en ocasiones le permiten reconocer que “yo soy de aquel mundo / que ya casi no es”.
Un cantor de ayer, pero no sólo eso, porque ha sido y es, sobre todo, un Kulturträger (‘sostenedor de la cultura’) de su propia patria y de su tiempo, que ha ofrecido el testimonio trágico de esa función incluso en el archipiélago gulag soviético. El poeta que “nació” en Mordovia, elaboró en aquellos siete años de exilio, en aquel claroscuro, un peculiarísimo hábito de escucha y atención con respecto a cualquier variedad lingüística: “Es un largo camino –ha dicho– que va desde la protesta y la lucha por la supervivencia hasta la comprensión del mundo y su aceptación”.
Ahora reside en Riga, donde nació el 5 de septiembre de 1936 en el seno de una familia de intelectuales: su padre era escritor y traductor, y su madre, actriz. A causa de la muerte precoz de esta última, pasó su infancia con los abuelos, que vivían en Bauska, una ciudad de poco más de diez mil habitantes situada en la Semigalia (sur de Letonia), junto a la frontera lituana. Estudió lengua y filosofía en Riga y en 1961 terminó sus estudios en el Instituto de Literatura Maksim Gorki de Moscú.
El castillo de Bauska, a orillas
del río Mūša.
(Foto © Daarznieks / Wikimedia Commons)
del río Mūša.
(Foto © Daarznieks / Wikimedia Commons)
Enseguida empezó a trabajar como periodista en las redacciones de periódicos letones, al tiempo que asistía a reuniones entre jóvenes artistas [2] en casas particulares de Riga, donde se hablaba de las tendencias literarias y artísticas en la Europa occidental. Ello llamó la atención de la policía secreta y fue motivo suficiente para que Skujenieks, con sólo veintiséis años, fuera declarado culpable de actividades antisoviéticas y se convirtiera así, teóricamente, en ejemplo de lo que podría ocurrirles a otros jóvenes librepensadores. Al año siguiente (1962) fue condenado a siete años de trabajos forzados en la república rusa de Mordovia.
Aquella experiencia supuso un giro existencial para el futuro poeta: en el desierto del gulag convirtió su lengua –el letón– en su hogar. Escribió unas mil composiciones (que le fueron requisadas y recuperó sólo al cabo de muchos años), las cuales constituyeron su particular ubi consistam [3], pese a sus continuas dudas y la amenaza que pesaba siempre sobre él como prisionero político, a lo que se añadían las duras condiciones climáticas donde “morir es más fácil que estar vivos” (véase más abajo su poema “6 de mayo de 1968, 7.20 horas, a 2º centígrados”).
Mapa del archipiélago gulag.
(Fuente: Save Your Heritage, www.saveyourheritage.com)
(Fuente: Save Your Heritage, www.saveyourheritage.com)
Cuando regresó a Letonia, Skujenieks se dedicó humildemente al silencioso trabajo de traductor y se sometió a su dura disciplina: había adquirido (gracias, en parte, a sus muchos y variopintos compañeros de cautiverio) una rara y envidiable capacidad políglota que le ha permitido acceder a las más diversas literaturas y traducirlas.
Además de su propia poesía, Skujenieks ha publicado más de veinte libros de traducciones a partir de numerosos idiomas: ucraniano, esloveno, español [4], serbocroata, macedonio, neogriego, polaco, finés, lituano, sueco y danés, entre otros. Una de sus pasiones ha sido siempre la traducción al letón de los cantos populares y, en general, de la poesía tradicional de otros pueblos: su voluminoso libro Dziesma, ej viegli pa manu sirdi (‘Canto, camina levemente sobre mi corazón’, 2001) es una antología de ejemplos poéticos de toda la poesía popular europea del siglo XX, tomados de setenta y dos lenguas distintas y presentados en sus versiones originales con sus traducciones letonas encaradas.
Skujenieks en Nida (Lituania) en 2003.
(Foto © Vladas Braziūnas)
(Foto © Vladas Braziūnas)
La rehabilitación “política” de Knuts Skujenieks no se produjo hasta 1989. Desde entonces le han sido tributados los honores prohibidos anteriormente. Ha merecido muchos premios en su país (el Andrejs Upīts, el Nacional, el Spīdola) y también en el extranjero (el Jatvingio en Lituania, el Ivan Franko en Ucrania, el Tomas Tranströmer en Suecia, el del Fondo de Escritores Suecos…), además de otros reconocimientos (la Orden de las Tres Estrellas en Letonia, la Orden del Gran Duque Gediminas en Lituania, la Encomienda de Isabel la Católica en España). Ha sido, además, presidente del PEN Club de Letonia durante dos períodos (1989-1996 y 1998-2002).
El “estreno” poético de Knuts Skujenieks fue, por las razones explicadas, más bien tardío con respecto al promedio letón de la época. El autor tenía 42 años cuando se publicó su primer libro, Lirika un balsis (‘Lírica y voz’, 1978), donde reunía tanto poemas propios (en los que es muy evidente la influencia de los cantos populares) como traducciones de autores de otras literaturas. En el prefacio encontramos incluso una alusión a su poética: “Poesía, para mí, no significa determinadas comparaciones, determinados ritmos ni un determinado material de vida. La poesía es una determinada forma de vida, la tendencia a descubrir, comprender, sentir y expresar, llegar a otra persona. Todo lo demás son refinamientos del oficio”.
Al primero siguieron otros dos poemarios: Iesien baltā lakatiņā (‘Envuélvela en un blanco lienzo’, 1986) y Sēkla sniegā (‘La simiente en la nieve’, 1990). Este último ha sido definido por su autor como “un libro a medias entre el documento y la literatura”; en efecto, los versos recogidos en él son, cronológicamente, los primeros, es decir, los que escribió en el campo de trabajos forzados de Mordovia entre 1962 y 1969. En su breve prefacio explica por qué no tuvo prisa en publicar ese libro cuando las circunstancias políticas ya lo permitían: “No he querido convertir en culto el período más duro de mi vida, los siete años de cautiverio. Eso, que quizá para mí puede ser, personalmente, una tragedia excepcional, para nuestro pueblo es la terrible realidad histórica”.
Skujenieks se ha referido muchas veces, cómo no, a la relación entre su poesía y el campo de trabajo: “Le estoy reconocido al campo de concentración –dijo en cierta ocasión– porque la vida allí me convirtió en poeta…”. Otra vez afirmó que “el cautiverio hace que uno se dirija no a aquello que es únicamente personal, sino a lo universal, como en las guerras de liberación o las del resurgimiento nacional… Con respecto a mi propia experiencia, insisto en afirmar que mi poesía de entonces no es ‘poesía de campo de concentración’, sino ‘poesía escrita en el campo de concentración’. Me esforcé para neutralizar la existencia elemental de la prisión, para generalizarla, introducirla en relaciones históricas más amplias, no evitar momentos de experiencias muy íntimas. No permití que la situación controlase mi pensamiento ni mi mano… Poco a poco, la ira y la protesta se convirtieron en lucha contra esa prisión que está en mí mismo”.
Fragmento de un manuscrito
de Knuts Skujenieks.
(Fuente: Latvijas Nacionālās bibliotēkas blogs, 2010)
de Knuts Skujenieks.
(Fuente: Latvijas Nacionālās bibliotēkas blogs, 2010)
Con respecto a estas reflexiones, la crítica ha subrayado con buen juicio otras dos características de Skujenieks: su actitud de pēdējis romantiķis (‘último romántico’), o sea de quien se siente estoicamente libre aunque esté encadenado, según Guntis Berelis, y el hecho de que haya sido siempre miera cilvēks (‘un hombre de paz’), según Jānis Rokpelnis.
El color blanco como ética y estética
“Si dos viejecitas letonas se encuentran –escribió Skujenieks– todavía se les pueden oír palabras como estas: ‘¡Hola, querida, blanca!, ¿cómo estás?’. El blanco es un color apreciado, puro y hasta sagrado, especialmente cuando durante tanto tiempo se ha estado labrando la tierra negra. Blanca es la vida y blanca es la muerte”. Y se puede añadir que el blanco está muy presente en la poesía del propio Skujenieks.
Sobre el fondo blanco –implícito o interiorizado, o bien explícito, exteriorizado– de nieves mordovias o bálticas, el poeta ambienta y libera gran parte de sus versos, de manera que resulta incluso fácil descubrir en ello el topos skujenieksquiano por excelencia. Bastarían pocos ejemplos para constatarlo: es en un paisaje nevado donde imagina el brillo del último botón que permanece en su camisa (véase el poema “El botón”), y es también en ese contexto que los carbones se vuelven blancos (“y ya no hay niebla”); es una margarita blanca la que le da la señal que lo ilumina ("Iluminación”)…
Invierno en un suburbio de Saransk (Mordovia).
(Foto © Alexander Karasev, 2008)
(Foto © Alexander Karasev, 2008)
En un albor como ese, omnipresente y penetrante, surgió el primer diálogo íntimo del poeta consigo mismo y adquirió forma histórica su proyecto poético, al tiempo que le hacía comprender que “poseía una lengua con la que reía y peleaba, con la que se calentaba como bajo su querido sol”. El recorrido de aquella constatación hasta alcanzar la convicción tranquilizadora de que la lengua era su auténtico hogar fue breve: había que luchar por la lengua “tanto en las redacciones de los diarios como en las celdas de las prisiones […], ya que la lengua es aliento, y no orgullo ni honor”. De esta manera asume la lección, ética y estética a la vez, que aprendió y nunca ha olvidado (y ha dado a los demás) el poeta “que regresó de otro mundo”.
Adaptación y traducción de Albert Lázaro-Tinaut
[1] Este texto es una adaptación resumida, autorizada por su autor, del artículo “Per un’e(ste)tica colore del bianco”, que Pietro U. Dini publicó como apéndice de la antología bilingüe (con sus propias traducciones al italiano) de Knuts Skujenieks: Tornato da un altro mondo. Edizioni Joker, Novi Ligure, 2010.
[2] Era el grupo de los denominados “herméticos letones”, entre los que estaban Uldis Berziņš, Hermanis Marģers Majevskis y Jānis Rokpelnis.
[3] Locución latina que resume la famosa idea de Arquímedes sobre la palanca Da mihi ubi consistam, terramque movebo (‘Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”).
[4] Ha traducido, por ejemplo, poemas de Federico García Lorca.
Seis poemas de Knuts Skujenieks
traducidos del letón por Pietro U. Dini y Albert Lázaro-Tinaut
traducidos del letón por Pietro U. Dini y Albert Lázaro-Tinaut
Cargado
Cada hora, cada segundo siento
más gravosa una carga en mi espalda.
Y poco a poco el mundo amarillea
como un vetusto daguerrotipo.
Y el mundo se hace añicos lentamente
con versos olvidados de la adolescencia,
va alejándose despacito el mundo
con rostro de mujer agonizante.
Ya no me ofrece ningún calor la tierra,
que se derrumba con todos mis despojos.
Lanzado a una tan lejana órbita
he perdido la esperanza de volver.
Festines y funerales más allá de mí.
Bajo mis pies se ama y se humilla.
No hay tierra. Pero la carga de la tierra
es un lince agazapado en mi nuca.
(1963)
Smagums
Ik stundu, ik sekundi skaudrāk / es jūtu smagumu plecā. / Un pasaule pamazām dzeltē / kā fotogrāfija veca. // Un pasaule pamazām sadrūp / ar aizmirstu pirmsskolas dzeju. / Un pasaule pamazām aiziet / ar mirstošas sievietes seju. // Vairs zeme nesilda mani / un nokrīt ar / skrandainu veļu. / Tik tālu es orbītā iemests, / ka neceru atpakaļceļu. // Aiz manis dzīro un bērē. / Zem manis mīļo un šausta. / Nav zemes. Bet zemes smagums / kā lūsis man uzmeties skaustā.
¿Cuántos amaneceres puede resistir un hombre
si cada mañana se le hincha el corazón,
si invariablemente despunta rojo el día
y jamás palidece?
¿Cuántos amaneceres puede resistir un hombre
si su corazón, entre sogas de sangre
alza las alas cada mañana y las repliega cada noche
entre ardientes golondrinas?
¿Cuántos amaneceres puede resistir un hombre
si su corazón cada mañana tiembla bajo la daga
y miles de albas lo arrastran por la vida
como una larga y roja cadena?
¿Si se suceden miles de auroras despiadadas
y cada uno ha de esforzarse para sobrevivir?
(1963)
Cik saullēktu cilvēks spēj izturēt, / ja sirds tam ik rītus palo, / ja mūžīgi diena sarkana lec / un mūžīgi neizbalo? // Cik saullēktu cilvēks spēj izturēt, / ja sirds tam caur asiņu stīgām / ik rītus ceļ spārnus, ik vakarus krīt / ar degošām bezdelīgām? // Cik saullēktu cilvēks spēj izturēt, / ja sirds dreb ik rītus zem naža / un tūkstošiem blāzmu pa dzīvi nāk līdz / kā gara un sarkana važa? // Ja tūkstošiem rītu bez žēluma nāk / un katrs jādzīvo savādāk?
El botón
Como un cerezo que protege en su copa
el último de sus frutos,
protejo yo en mi camisa raída
el único botón que me queda.
Cuando extinguidos recuerdos y esperanzas
va empezando a pesarme el hatillo,
manoseo en mi pecho el botón
que me cosiste en tiempos ya lejanos.
A pesar de los años y del hambre,
a pesar de la nieve y del sueño,
me cosiste vida en este ojal maltrecho
con hilo de amor y eternidad.
La noche ha vencido al día. Miro
hacia la única ventana iluminada.
No hay ventana. En el pecho me brilla la vida
sobre el botón que un día me cosiste.
(1964)
Poga
Kā ķirsis, kurš galotnē sargā / pēdējo pārpalikušo ogu, – / tā es sargāju sadilušajā kreklā / vienu vienīgu pogu. // Kad vairs nav ne suvenīru, ne cerību / un kad nasta kļūst aplam grūta, / es azotē paknibinos gar pogu, / kura ir tevis šūta. // Par spīti gadiem un badiem, / par spīti sniegiem un miegiem, / tu mani piediegusi caurumainajai dzīvei / ar mīlestības un mūžibas diegiem. // Nakts dienu pieveikusi. Es raugos / vienā vienīgā gaišā logā. / Tas nav logs. Mūžs mans uz krūtīm deg / tevis iešūtā pogā.
Iluminación
Se eleva hacia el cielo una paloma
y el cielo adquiere sentido
la hormiga arrastra una brizna de hierba
y se pone a trabajar la tierra
se echan a vuelo todos los relojes
en un nuevo tiempo
pero muy adentro
una margarita blanca
hace una seña con la cabeza
(1966)
Apskaidrība
Balodis ielīp debesīs / un debesis iegūst jēgu / skudra zālīti pārvelk / un zeme sāk strādāt / visi pulksteņi pārlec / uz jaunu laiku / bet pašā vidū / balta pīpene / māj ar galvu
seré como un banco en el parque
cuando se funda la nieve
seré como un banco en el parque
cuando llueva lluvia enlodada
seré como un banco en el parque
cuando las gemas revienten
seré como un banco en el parque
cuando los barrenderos ahuyenten a los gatos
seré como un banco en el parque
cuando el sol rasgue las nubes
seré como un banco en el parque
tres mil noches o tres
pero en cuanto tu mano
me acaricie tiernamente el respaldo
no podré garantizarte
que continúe siendo un banco en el parque
(1980)
es būšu parkā par solu / kad sniegi nokusīs / es būšu parkā par solu / kad sodrējains lietus līs / es būšu parkā par solu / kad pumpuri atplīsīs / es būšu parkā par solu / kad sētnieki runčus dzīs / es būšu parkā par solu / kad saule brēks debesīs / es būšu parkā par solu / trīs tūkstoš naktis vai trīs / bet ja reiz tava roka / man atzveltni noglāstīs / tad es vairs neapsolu / ka būšu parkā par solu
6 de mayo de 1968, 7.20 horas, a 2º centígrados
Atestiguo.
Conozco la ley.
Prometo decir solamente la verdad.
Y la verdad es esta:
Que los buenos días tienen manos frías de cadáver,
que los ríos sufren al correr por las venas hinchadas,
que la amistad se ha convertido en óxido,
que la tierra hierve y de ella surgen negros efluvios,
que la legalidad se desvanece en confusos clamores,
que a los árboles les es vedado su verde deseo,
que las alambradas gimen como niños maltratados,
que las palabras de la poesía merecen ropajes raídos,
que la gema no sabe si ha de abrirse o marchitarse,
que morir es más fácil que estar vivos.
(1990)
1965. gada 6. maijs, pulksten 7.20, T +2°C
Es liecinu. / Es zinu likumu. / Es solos sacīt tikai patiesību. // Un tā ir patiesība // Ka labrītam ir līķa aukstas rokas, / ka upes sapampušām dzīslām mokās, / ka draudzība ir pārvērtusies rūsā, / ka zeme rūgst un melniem sviedriem kūsā, / ka raibā ķēpā noplūk likumība, / ka liegta kokiem viņu zaļā griba, / ka dzeloņstieples raud kā bērni pērti / ka dzejas vārdi vecu skrandu vērti, / ka pumpurs nezin vairs, vai plaukt vai pūt, / ka mirt ir vieglāk nekā dzīvam būt.
Para ampliar las imágenes, haced clic sobre ellas.
Bellísima y profunda poesía. Solo un hombre que ha vivido, que la lengua es su aliento, puede escribir de esta manera.
ResponderEliminarUn abrazo, Albert.
Mercedes.
Gracias, Mercedes. Lástima no haber podido presentar más poemas suyos, porque contienen una filosofía muy particular: la de la experiencia, por supuesto, y la de quien ha sabido aprender la lección del cautiverio no por delincuencia, sino por pretender que sus ideas fueran libres.
ResponderEliminarUn abrazo también para ti.
Gracias por compartir. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a ti por haber dejado aquí esas palabras, Andri Alba. Comparto tu abrazo.
ResponderEliminarQue maravilla de poemas de una persona que ha conocido la injusticia polìtica. Como siempre nos descubres poetas que a nadie dejas indiferente.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Me alegra saber que, una vez más, he dado a conocer a un poeta interesante. Este lo es mucho, no sólo por su biografía, sino también por su sensibilidad y la sencillez con que escribe unos versos que dicen mucho y transmiten a veces una emoción muy intensa.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y tu fidelidad.
Un abrazo.
Poesía eres tú Albert! Haciendo de lo bello un derrotero. Besos.
ResponderEliminarNo lo soy, intento derramarla para que fluya y llegue a los lugares más recónditos. Me alegra mucho saber que ha llegado a tus ojos y, a través de ellos, a tu sensibilidad, Elizabeth.
EliminarBesos mediterráneos para ti.
Gracias mil Albert amigo mío por tu post de poesía ... es un post magnifico dando a conocer a un gran poeta desconocido para mi y que leeré su obra poco a poco ... Es un canto de amor ,de dolor y de libertad sus versos en su existir de vida... mediante el sufrimiento y el miedo se crece en sentimientos vivos escritos con alma errante de poeta.
ResponderEliminarBesos de MA .
El bog de MA.
Alma errante hasta que descubrió el poder de la poesía para contrarrestar las penalidades del cautiverio. Es un poeta que salió del infierno con mucha obra escrita, que no pudo recuperar hasta al cabo de varios años, pero que ahora se ha convertido en testimonio de una época muy dura para él y para sus conciudadanos. Sólo en esas circunstancias se puede entender de verdad el valor de la palabra "libertad".
EliminarGracias por tus palabras, MA.
Albert
Añado un comentario recibido por correo electrónico con ruego de incluirlo aquí:
ResponderEliminar"Me parece fantástico conocer a un poeta de Letonia con unas vivencias extraordinarias y terribles, capaz de expresar sin rencor el sufrimiento de la cautividad. Gracias por esa aportunidad que nos ofreces, Albert.
Un abrazo.
Leopoldo Azcueta"
Agradezco a Leopoldo que haya apreciado la poesía de Skujenieks, fruto, precisamente, de su dura experiencia como preso de conciencia. Por mi parte he de agradecer al amigo Pietro Dini su magnífica contribución.
Puf!. Pues sus palabras dejan sin aliento. Como si lanzase dardos al corazón (siento no ser poeta para decirlo de un modo más bonito, pero lo que expresa no deja indiferente).
ResponderEliminarMuchas gracias por compartirlo.
Saludos.
Nury, a veces uno no sabe que es poeta, aunque no escriba poesía. Esos dardos al corazón que has sentido demuestran tu sensibilidad. Es cierto, los poemas de Skujenieks son punzantes, pero él es un hombre optimista que ha sabido superar los momentos más duros de su vida, los que "lo convirtieron en poeta", por lo que en el fondo los agradece. Un gran poeta y una gran persona, no cabe duda.
EliminarGracias a ti por seguirme y haberme dejado tu comentario.
Como siempre, otro trabajo estupendo. Muchas gracias.
ResponderEliminarSaludos.
Perdona, Juan Antonio: no advertí tu comentario de hace un mes. Tendría que moderar los comentarios... Gracias pot tus palabras y un saludo cordial.
EliminarGracias , Albert, por haberme dado la posibilidad de conocer a este poeta , que con sus versos me ha transmitido muchas emociónes .
ResponderEliminarGabi