jueves, 10 de septiembre de 2015

Liberland o un poco de “Surrealpolitik” en los Balcanes

El acto de proclamación de la independencia de Liberland, el 13 de abril de 2015.

(Fuente: losdespertadores.com)
La disputa, no resuelta, entre Croacia y Serbia por minúsculas parcelas de territorio fronterizo y pequeñas islas fluviales, ha dado lugar a un hecho insólito: 7,37 kilómetros cuadrados a orillas del Danubio, en el noreste de Croacia, que forman un espacio boscoso conocido como Gornja Siga, no reclamados hasta ahora por ninguno de los dos países y convertidos, pues,  en tierra de nadie (Terra nullius en términos jurídicos clásicos, o No man’s land, en inglés, como se suele denominar internacionalmente), fueron ocupados por el político y activista checo Vít Jedlička y algún militante más de su partido, Strana svobodných občanů (‘Partido de los Ciudadanos Libres’), más conocido como Svobodní –de ideología liberal derechista–. El 13 de abril de 2015 (fecha elegida en honor al natalicio de Thomas Jefferson) Jedlička y sus acompañantes proclamaron la República Libre de Liberland.  

Vít Jedlička.
(Foto © Jan Husák, 2014)

La proclamación de la independencia de la República Libre de Liberland tuvo lugar junto a la única edificación que se levanta en aquel reducido territorio, una pequeña casa rural abandonada; Jedlička, acompañado por su novia, Jana Markovičevá, y un compañero de escuela, hincó en el suelo la bandera diseñada al afecto y pronunció el lema nacional: Žít a nechat žít (‘Vivir y dejar vivir’); el himno aún no está compuesto. La unidad monetaria de la nueva república es, al menos de momento, el bitcoin.

Jedlička, elegido presidente del nuevo “Estado” balcánico, anunció el envío de mensajes diplomáticos a Zagreb y Belgrado para informar del hecho y pidió formalmente a todos los gobiernos que reconocieran su república. Los primeros en responder no fueron autoridades de país alguno, sino miembros de dos formaciones políticas checas: el Partido Democrático Cívico (Občanská demokratická strana, fundado por el expresidente de la República, Václav Klaus) y la rama checa del Partido Pirata. Más tarde se unió a ellas el “Reino” de Sudán del Norte. Croacia calificó el “caso”  de broma, y Serbia, de frívolo, aunque ambos países coincidieron en que Liberland no infringía ningún tratado fronterizo.

La situación geográfica de Liberland, en el noreste de Croacia, 
a orillas del Danubio, que lo separa de Serbia.

En declaraciones a la BBC, Jedlička dijo que “quería fundar un país distinto, donde se vivieran todas las libertades, fuera del alcance de las fuerzas políticas, algo que ya existe en otras partes del mundo, como Singapur o Hong Kong, pero no en Europa”. Según la la web oficial de Liberland “se aceptan peticiones de ciudadanía”, de las que quedan excluidos comunistas, neonazis y “otros extremistas”.

El artículo que sigue proporciona información obtenida in situ por un colaborador del think tank (laboratorio de ideas) italiano Osservatorio Balcani e Caucaso.

Albert Lázaro-Tinaut

(con información tomada en parte de Wikipedia)



Vista aérea de Liberland y de su único territorio insular: 
la isla de Libertad, en el Danubio.

(Fuente: Liberland.org)



Liberland, la tierra de todos y de nadie

Por Giovanni Vale

Al principio todo hacía pensar que se trataba de una broma, un fake que circulaba por internet para engañar a los crédulos en las redes sociales y reírse de ellos. Sin embargo, van pasando las semanas y el “globo” de Liberland no parece tener visos de desinflarse.

El 13 de abril de este año, un grupito de ciudadanos checos declaró la independencia de un pequeñísimo pedazo de tierra situado en la frontera entre Serbia y Croacia, en la orilla derecha del Danubio; un minúsculo territorio que, según ellos (y oficialmente no les falta razón) no pertenece a nadie. La creación de Liberland se anunció a través de la web oficial creada para la ocasión. Siete kilómetros cuadrados de superficie, un solo edificio, un lema… En pocas horas el nuevo país se dotó de todos los símbolos tradicionales de la estatalidad, y el jefe de aquella pandilla, un joven militante del partido euroescéptico checo Svobondí, Vít Jedlička, de 31 años, fue elegido presidente.

Vít Jedlička junto a su novia en un acto de presentación de Liberland.

(Fuente: Liberland.org)
Durante los primeros días, Liberland se limitó a dar a conocer al mundo sus intenciones: convertirse en el tercer Estado más pequeño del mundo, después del Vaticano y el Principado de Mónaco, y acoger a todas las “personas honestas” que deseen “prosperar sin ser oprimidas por los gobiernos mediante restricciones e impuestos inútiles”…, es decir, convertir el territorio en el que Jedlička y los suyos habían izado su novísima bandera gualdinegra en un paraíso fiscal.

A continuación el país recién independizado abrió sus puertas a los primeros colonos. “La República libre de Liberland acepta peticiones de ciudadanía, los requisitos aparecen en nuestra web oficial”, decía Jedlička en su primer comunicado de prensa. Quienes deseen convertirse en ciudadanos de Liberland tan sólo han de rellenar un formulario online, especificando sus creencias religiosas, el importe de su último salario y, si es posible, adjuntar un curriculum vitae en PDF.

Página de inicio de la web oficial de Liberland.

Mientras se multiplicaban las peticiones (más de 300.000, según los últimos datos), el nuevo Estado, como es tradición, enviaba notas diplomáticas a las autoridades de Belgrado y Zagreb, a las Naciones Unidas y a otros países. Y es ahí donde aparecieron los primeros obstáculos: no sólo Serbia y Croacia ignoraron los correos electrónicos de Jedlička, sino que consideraron el caso como una necedad que no merecía la mínima atención.

“Las bromas online no son más que bromas online”, manifestaron desde el ministerio de Asuntos Exteriores croata. Y sus colegas de Belgrado se limitaron a decir que Liberland no se había fundado en territorio serbio. Además, según los mapas oficiales croatas la Gornja Siga, ese pedazo de tierra convertido en un nuevo Estado, no está considerado territorio croata. Desde este punto de vista, esa zona fronteriza situada entre los dos países balcánicos figura entre los No man’s land relacionados en Wikipedia (que fue donde Jedlička “se inspiró”).

La casa junto a la que se proclamó la independencia 
de Liberland, único edificio del territorio.
(Fuente: Liberland.org)

A finales de abril, ante la evidencia de que no se producía ningún acontecimiento, las autoridades de Liberland organizaron “visitas oficiales” a Zagreb para entrevistarse con “algunos empresarios interesados” (aunque no los identificaron) y con los croatas que habían solicitado la ciudadanía del nuevo Estado. Inmediatamente después Jedlička acudió dos veces al país que preside: el 1 y el 9 de mayo, para celebrar la victoria en la segunda guerra mundial.

Pero he aquí que al regreso de un fin de semana de festejos, Vít Jedlička fue detenido por la policía croata. “El presidente de Liberland ha sido detenido al cruzar la frontera legalmente, sin haber violado la ley”, hicieron saber en Facebook las “autoridades” del nuevo pequeño país. En efecto, desde que las visitas a orillas del Danubio se incrementaron, las fuerzas del orden croatas impidieron entrar “por vía terrestre” a Liberland, obligando a los curiosos a alquilar barcas. Además –insistían los independentistas–, “no es cierto que el territorio de Liberland haya sido reivindicado por algún país fronterizo”: si lo reivindicara Croacia, la policía no podría detener a nadie por “cruzar ilegalmente una frontera”. Y por lo que respecta a Serbia, se recordaba que el ministerio de Asuntos Exteriores de Belgrado había declarado oficialmente que aquel territorio no era de su competencia.

La "frontera" de la República Libre de Liberland con el municipio 
croata de Zmajevac, cuya iglesia aparece al fondo.

(Fuente: limescroatia.eu)
Los habitantes de las localidades croatas vecinas –Batina, Zmajevac y Kneževi Vinogradi– no saben a quién pertenece aquel pedazo de tierra, pero eso no parece preocuparles mucho: “Yo creo que ese lugar no es de nadie –afirma un poco sorprendido por la pregunta Kovač, un campesino de la zona–: mi casa está a orillas del Danubio, de manera que ahora tengo un vecino checo…”, prosigue encogiéndose de hombros y sonriendo. A pocos metros está Zoran sentado en su tractor, y se ríe divertido: “Ese tipo está chiflado –asegura, refiriéndose al presidente a Liberland–: Croacia y Serbia todavía no han resuelto el problema de pertenencia de ese territorio y él ha deducido que no es de nadie”.

El domingo 10 de mayo, el presidente de Liberland emitió un comunicado asegurando que “había percibido cierto apoyo por parte de la policía y el sistema judicial croatas”. Pero hasta ahora las autoridades de Croacia no han expresado de ninguna manera su voluntad de colaborar con su nuevo vecino.

© Giovanni Vale / Osservatorio Balcani e Caucaso.

(Este artículo se publicó originalmente en Osservatorio Balcani e Caucaso el 15 de mayo de 2015. Ha sido traducido del italiano por Albert Lázaro-Tinaut.)