lunes, 11 de julio de 2011

La literatura eslovena contemporánea desde la perspectiva del año 1976 (II)

El centro de Liubliana, la capital de Eslovenia, visto desde el castillo.
(Foto © Albert Lázaro-Tinaut)

Por Jean-Charles Lombard
Traducción de Albert Lázaro-Tinaut


[La primera parte de este artículo se publicó en IMPEDIMENTA el pasado 27 de junio. La tercera y última parte aparecerá aquí próximamente. Al igual que en la primera parte, se han escrito los nombres con los correspondientes signos diacríticos y, en algunos casos, se han añadido vínculos, en castellano o inglés, para facilitar la búsqueda a quien desee obtener más información. También se han añadido, en cursiva, algunos datos que no aparecen en el artículo original.]

Es evidente que las preocupaciones de los poetas que no habían empezado a escribir antes de la guerra eran diferentes de las de sus padres. Más libres por lo que respecta a una literatura comprometida, aquellos jóvenes poetas pudieron orientar su obra hacia una temática subjetiva e irse liberando del romanticismo revolucionario, y también del realismo social. Se abría ante ellos un mundo que jamás habían conocido, que los deslumbraba pero al mismo tiempo, a veces, los decepcionaba. Aquella generación podría tildarse perfectamente de “generación perdida”, en el sentido de que los poetas que la formaban se tuvieron que enfrentar a una realidad tanto económica como mental que cuestionaba –o corría el riesgo de cuestionar– todo un pasado entrañablemente conservado como punto de referencia. Por fortuna no se produjo una ruptura total entre padres e hijos, de modo que éstos se esforzaron por comprender a aquéllos y aprovechar su experiencia.

La primera manifestación de los “poetas perdidos” fue la publicación, en 1953, de la antología
Pesmi štirih ['Poemas de los cuatro'] (Kajetan Kovič, 1931; Janez Menart, 1929 [-2004]; Tone Pavček, 1928; y Ciril Zlobec, 1925). A través de esta obra, toda una nueva generación de poetas se proponía situar al individuo en el lugar preeminente que le corresponde, sin caer por ello en un lirismo gratuito. Como fue el caso de sus mayores y como ocurre con frecuencia en Eslovenia, estos poetas han demostrado también sus excelentes cualidades como traductores; a Kovič se debe una sobresaliente versión de las Elegías de Duino de Rilke, así como versiones de Pasternak. Zlobec es autor de numerosas traducciones del italiano, y Menart, de excelentes versiones y adaptaciones del francés y el inglés. Esa actividad como traductores revela el interés que han demostrado siempre los intelectuales eslovenos por la vida cultural que se desarrolla más allá de las fronteras de su país.

Ciril Zlobec (Sežana, 1925), de pie,
con Kajetan Kovič (Maribor, 1931).

(Foto © STA)

Aunque los Poemas de los cuatro supusieran una especie de catalizador de la nueva poesía eslovena, hay unos cuantos poetas de edad algo mayor que participaron en la guerra y que, en cierto modo, configuraron la poesía de posguerra. Entre éstos destacan Matej Bor, Cene Vipotnik (1914-1973), Ivan Minatti (1924), Peter Levec (1923 [-1999]), Jože Šmit [1922-2004] y Lojze Krakar (1926 [-1995]). A diferencia de Kovič y de los otros poetas de la antología de los cuatro, éstos ya tenían una obra considerable antes de la guerra y sin duda vivieron el período 1940-1945 mucho más intensamente que los de la generación posterior. Su inspiración es a menudo más lírica, como si trataran así de desembarazarse de toda aquella violencia vivida en su juventud.

La generación que siguió a la de Kovič, Zlobec, Pavček, etc. no ha dado ninguna sorpresa, pero parece haber introducido ciertos elementos que aún no estaban presentes en la poesía eslovena, como las imágenes del surrealismo. Con más claridad, si cabe, que la precedente, ha reflejado con plena consciencia la alienación del hombre de hoy, enfrentado a un mundo que lo supera y lo precipita hacia un absurdo donde parece carecer de significado cualquier valor moral. Dane Zajc (1929 [-2005]), Gregor Strniša (1930 [-1987]), Veno Taufer (1933) y Saša Vegri (1934 [-2010]) son los representantes más representativos de ese período.



Dane Zajc (Zgornja Javoršica,
1929 - Golnik, 2005).

(Foto © Tomaž Skale)


De la generación más joven, es decir, la que ya ha publicado lo suficiente para que podamos citar algunos nombres, hay que destacar a varios poetas, como Svetlana Makarovič (1939), Ervin Fritz (1940), Niko Grafenauer (1940), Tomaž Šalamun (1941) [1], Erich Prunč (1941) y Vladimir Gajšek (1946). Entre los recién llegados a la poesía mencionaremos también a Tone Kuntner [1943] y Marko Kravos [1943]. Este último vive en Trieste y pertenece al pequeño grupo de escritores eslovenos residentes en Italia, cuyos representantes más destacados son Alojz Rebula [1924] y Boris Pahor [1913].

Svetlana Makarovič
(Maribor, 1939).

(Foto © Miha Fras)

Se trata, pues, de cuatro generaciones muy imbricadas y enriquecidas por una historia en incesante movimiento, que constituyen el panorama de la poesía eslovena contemporánea.

Por supuesto, no sorprende constatar que la novela eslovena tenga un desarrollo prácticamente paralelo a la línea trazada por la poesía, y que entre los novelistas contemporáneos hallemos a unos cuantos poetas ya citados sobre cuya personalidad no nos detendremos.

(Continuará.)

[1] De Tomaž Šalamun se ha publicado una Selección de poemas (1968-1998), traducidos al castellano por Pablo Juan Fajdiga (Madrid, Visor, colección ‘Visor de poesía’ núm. 410, 1999). Anteriormente habían aparecido una antología de Poesía eslovena contemporánea, a cargo de Juan Octavio Prenz (Madrid-Concepción [Chile], LAR, 1986) y, en Liubliana (Litterae Slovenicae XXXIII/2, 1995), una selección de “Poesía eslovena contemporánea”, que incluye a Aleš Debeljak, Milan Dekleva, Alojz Ihan, Milan Jesih, Kajetan Kovič, Svetlana Makarovič, Brane Mozetič, Boris A. Novak, Jure Potokar, Tomaž Šalamun, Dane Zajc y Uroš Zupan, traducidos por Marjeta Drobnič, Pablo Juan Fajdiga, Nina Kovič, Jasmina Markič, Damjana Pintarič, Antonio Preciado, Barbara Pregelj y Francisco Javier Uriz. (N. del T.)

Este artículo se publicó originalmente, en francés, en la revista Cahiers de l’Est, Éditions Albatros, París, Nº 5 (Printemps 1976), pp. 93-101.

Haced clic sobre las imágenes para ampliarlas.

4 comentarios:

  1. Estimadísimo escritor Albert Lázaro-Tinaut:

    Voy leyendo tus artículos de esta buenísima y completa trilogía (espero la próxima y final entrega) sobre la literatura eslovena circunscrita a esa etapa en que metes lupa y obtienes estos interesantes estudios. Ya al final te daré una opinión más completa, pero créeme que lo estoy disfrutando.

    Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

    Frank Ruffino.

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  2. Eres un erudito increíble.
    Lo que estás haciendo con este blog tiene un valor humano y cultural inmenso.
    Gracias por compartir tu sabiduría.
    Un abrazo.

    Mercedes

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  3. Frank, Mercedes: Lamento no haber dejado aquí antes mi respuesta a vuestros amables comentarios. No sé por qué, el sistema me impedía hacerlo. Espero conseguirlo ahora, después de algunos arreglos técnicos.
    Os agradezco de veras el interés que mostráis por este blog, en el que trato de aportar información sobre las culturas más faltas de medios para divulgarse (información siempre parcial, en todos los sentidos de la palabra, pues la literatura eslovena, en este caso, se puede tratar desde un punto de vista distinto y, sin duda, con mayor conocimiento de causa).
    Me satisface enormemente, pues, que consiga atraer vuestra atención.
    Pronto publicaré la tercera y última parte de este artículo.
    Recibid mi abrazo cordial.

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