viernes, 16 de julio de 2010

Jüri Talvet, un poeta “molestamente independiente”

Jüri Talvet en Madrid, en octubre de 2003, con motivo
de la presentación de su Elegía estonia y otros poemas
en el Círculo de Bellas Artes de la capital española.

(Foto: Albert Lázaro-Tinaut)

Por Janika Kronberg, de la Unión de Escritores de Estonia

En el contexto europeo, la literatura estonia culta constituye un fenómeno relativamente reciente. Si bien las voluminosas colecciones de poesía tradicional contienen miles de páginas con materiales que se remontan a los tiempos precristianos, los primeros intentos conscientes de creación literaria se originaron solamente entre los siglos XVIII y XIX. Se ha fijado el año 1637 como la fecha de aparición del primer poema escrito en lengua estonia, el “Carmen Alexandrinum Esthonicum”, compuesto por el pastor báltico-alemán Rainer Brockmann, pero en realidad el primer poeta genuinamente estonio por su origen es Kristian Jaak Peterson (1801-1822).

La métrica tradicional estonia, basada fundamentalmente en la duración silábica (característica del idioma estonio), se vio en cierto modo relagada ante las influencias extranjeras, si bien fue utilizada tanto por Friedrich Reinhold Kreutzwald (1803-1882) en su Kalevipoeg (‘El hijo de Kálev’, 1862), considerada la epopeya nacional estonia, como por algunos poetas posteriores.


La cultura estonia, pues, se ha desarrollado esencialmente en la esfera europea de las influencias. Por eso, el lema que divulgó el grupo literario Noor Eesti (‘La Joven Estonia’) en los años que precedieron a la primera independencia del país (1919), “Seamos estonios, pero hagámonos europeos”, tenía más de reafirmación de la identidad nacional que de orientación hacia una nueva realidad. El autor de este lema fue el ideólogo del grupo, Gustav Suits (1883-1956), poeta y profesor de la Universidad de Tartu y primer divulgador de la literatura universal en Estonia.

Hacerse europeos sigificaba sobre todo, en aquel momento, participar más intensamente en la vida artística occidental y recibir, al mismo tiempo, sus influencias. Varios artistas y escritores estonios, sin salir del Imperio ruso, encontraron refugio temporal en el ambiente mucho más liberal de Finlandia, pero también se formó una colonia importante de creadores estonios en París, que era en aquellos tiempos la meca de las artes. En los años que siguieron, influyeron notablemente en las letras estonias el decadentismo, el simbolismo europeo finisecular, la literatura escandinava y, después de 1910, el expresionismo alemán. Impulsada por estas corrientes, la poesía estonia alcanzó, poco antes del estallido de la segunda guerra mundial, uno de sus momentos culminantes, una época de esplendor con la que daría al traste la ocupación soviética.

Gracias al entusiasmo de algunos de esos intelectuales, la cultura estonia se fue enriqueciendo a lo largo del siglo XX con las aportaciones alemanas, francesas, inglesas, rusas, incluso italianas y, desde luego, de las culturas finlandesa y de los países escandinavos. Las primeras traducciones del castellano, sin embargo, y los primeros contactos con España (reflejados, por ejemplo, en Teekond Hispaaniasse [‘Un viaje a España’], obra publicada en 1918 por uno de los miembros de Noor Eesti, Friedebert Tuglas), constituyeron una excepción en las relaciones culturales estonias. Se habían hecho algunas traducciones de obras españolas al estonio, pero a las letras españolas y latinoamericanas les faltaba un portavoz tan entusiasta como Jüri Talvet.


Bien es cierto que en este contexto Jüri Talvet puede nombrar con agradecimiento a dos maestros suyos que, al igual que él, han conjugado su vocación de hispanistas y poetas con la de traductores e investigadores: Ain Kaalep (1926), poeta y traductor de García Lorca y Lope de Vega, actualmente editor de la revista Akadeemia, en Tartu, e Ivar Ivask (1927-1992), editor en el exilio de la revista Books Abroad / World Literature Today (en la Universidad de Oklahoma, EE UU), poeta y gran amigo de Jorge Guillén, al que consideraba su “padre espiritual”. Con Kaalep, Talvet ha colaborado intensamente, sobre todo en la traducción de autores españoles y latinoamericanos, mientras que a Ivask le unieron muchos años de amistad.


Nacido en 1945 en la ciudad balnearia de Pärnu, en el oeste de Estonia, Jüri Talvet se licenció en filología inglesa en la Universidad de Tartu, y en 1981 defendió su tesis doctoral sobre el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán y la novela picaresca española en la Universidad de Leningrado (hoy San Petersburgo). Inició su actividad literaria con traducciones del español; gracias a él podemos leer en nuestra lengua los cuentos de Gabriel García Márquez, el Lazarillo de Tormes, el Oráculo manual de Gracián, La vida es sueño de Calderón de la Barca, la poesía de Quevedo y selecciones de la obra poética (traducidas en colaboración con Ain Kaalep) de Vicente Aleixandre y del poeta catalán Salvador Espriu, entre otros. Hay que añadir a ello numerosos ensayos y artículos, de los que se ha publicado una selección representativa en el libro Hispaania vaim (‘El espíritu español’, 1995), así como ponencias en varios simposios internacionales y algunos manuales literarios. Desde 1992, Jüri Talvet es catedrático de literatura universal en la Universidad de Tartu. Por iniciativa suya se fundaron, en 1994, la Asociación Estonia de Literatura Comparada y la revista tetralingüe anual de ésta, Interlitteraria. Su labor más trascendental, sin embargo, en lo que afecta a las relaciones de Estonia con el ámbito hispanohablante, es la introducción, a partir del curso 1992-1993, de los estudios hispánicos en la Universidad de Tartu (y, de hecho, en las Republicas Bálticas).


Jüri Talvet ha desempeñado, pues, un importante papel de mediador en la investigación y la divulgación de la cultura hispánica en Estonia, actividad que ha sido destacada tanto en su propio país como en España: su ensayo Teekond Hispaaniasse (‘Un viaje a España’, título que toma del de la mencionada obra de Tuglas), fue galardonado con el Premio Literario Anual de Estonia; además, en 1992 España reconoció sus méritos haciéndole caballero de la Orden de Isabel la Católica.


El espíritu español tampoco está ausente en la poesía de Jüri Talvet, según ha confesado él mismo: “Casi todos mis intentos de traducir poesía han tenido un efecto favorable sobre mi propia creación poética, me han enseñado alguna cosa: Aleixandre, la amplitud; Espriu, la sutileza y la densidad; Quevedo y los poetas modernos cubanos, la diversidad”. No obstante, Talvet ha negado que su poesía fuese “hispánica hasta el tuétano”. En una entrevista concedida al poeta y filósofo norteamericano H. L. Hix ha afirmado que el poeta tiene que estar abierto al mundo y no ser demasiado selectivo, que no debe aferrarse excesivamente a la esfera estética y cultural: “Estoy de acuerdo con Hegel cuando previene a los jóvenes poetas contra las aspiraciones excesivamente filosóficas, contra el recurso a lo abstracto ya en sus primeros ensayos poéticos. Son preferibles, al principio, imágenes concretas y hasta sensuales, para ir introduciendo sólo más tarde, paulatinamente, las imágenes de su propia filosofía.” (Estonian Literary Magazine, Tallinn, Spring 1997).


La vigencia de este consejo es evidente en su propia trayectoria poética. Su primer poemario Äratused (‘Despertares’, 1981) resulta, dentro del contexto de la poesía estonia, insólitamente sensual y rico en matices, abiertamente corporal y, a veces, hasta excesivamente extático para el gusto del lector nórdico.

Su segundo libro de poemas, Ambur ja karje (‘El sagitario y el grito’, 1986), también está transido de anhelos de renacimiento, de purificación y de liberación; de la temática predominantemente amorosa del libro anterior, pasa a un nivel más abstracto y filosófico. Las “voces” entre paréntesis que comentan y concretizan el texto poético, proporcionan el punto de vista del “otro”, lo cual produce una impresión de polifonía. Abundan las alusiones a la cultura universal y, cómo no, a las literaturas hispánicas; se reflejan las impresiones de la larga estancia de Talvet en La Habana (su primer viaje a un ámbito de habla española, en los años 1979-1980).

Tal vez lo más sugestivo de la poesía de Jüri Talvet quede reflejado en su tercer libro, Hinge kulg ja kliima üllatused (‘El progreso del alma y las sorpresas climáticas’, 1990). El poeta está obsesionado por las interrelaciones entre el mundo material y el ideal, sus poemas intentan dar sentido a la esencia de la vida humana y a la cultura mediante unas imágenes concretas y a la vez variadas. El título del ciclo “Las sorpresas climáticas” tiene relación con las metamorfosis históricas y las que se producen en nuestros días, de las que son ejemplos el derrumbamiento del sistema comunista, la reunificación de Alemania y la recuperación de la independencia de Estonia, juntamente con algunas impresiones de Latinoamérica (Talvet visitó México en 1986 y Nicaragua en 1988). Los motivos interculturales, políticamente matizados, por los que Estonia se vincula a Europa y a la cultura mundial, se retoman en los poemas del libro Eesti eleegia ja teisi luuletusi (‘Elegía estonia y otros poemas’, 1997), que reúne la penúltima poesía de Talvet.

“El amor”, de Jüri Talvet, mereció en 1997 el prestigioso premio Juhan Liiv, que se otorga a un solo poema publicado durante el año anterior. En el caso de estos breves versos de Talvet, el jurado destacó su sencillez humana a la vez que su profundidad filosófica.


Por mucho que queramos caracterizar la significación de la poesía de Jüri Talvet en el contexto de la poesía estonia, no podemos evitar reiterarnos en lo que ha dicho del poeta un crítico de nuestro país: “Es molestamente independiente”. Esta caracterización debe entenderse, sin duda, en sentido positivo, ya que quiere destacar, sobre todo, la originalidad poética de su obra.

Los poemas presentados en esta antología pertenecen a los poemarios Hinge kulg ja kliima üllatused (1990) y Eesti eleegia ja teisi luuletusi (1997).


Tartu, 2001


Este texto, traducido del estonio por Jüri Talvet y Albert Lázaro-Tinaut, se publicó como postfacio en la antología Elegía Estonia y otros poemas (véase la referencia bibliográfica aquí.)


8 comentarios:

  1. Esta entrada viene a completar, abriendo grano angular por así decir, la del otro día y me viene a ofrecer una visión todavía más enriquecedora de la poesía de Jüri Talvet.
    Gracias por abrirme horizontes.

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  2. Amigo maravillosa entrada de post, gracias por invitarme mediante el correo electrónico, para entrar a visitar y leer tu bello blog.

    Un abrazo de MA y mil gracias.

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  3. Amando, después de presentar el libro y los poemas, me parecia obvio presentar al poeta: hubiera tenido que hacerlo al revés... Gracias a ti por el amable comentario.

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  4. Gracias a ti, MA, por tu fidelidad y por los comentarios que me dejas. Me alegra que esta entrada te haya gustado.
    Un abrazo.

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  5. Está claro que al traducir poesía, como el propio autor reconoce, se empapa de los matices, experiencias, pero yo creo que sobre todo, formas, técnicas de escritura. Traducir poesía, creo que puede ser la mejor universidad, aún a riesgo de ser un calco del autor traducido.
    Me gusta mucho René Char, habitualmente traducido por Jorge Riechmann. Pues cuando he leido poesía de Riechmann, muy interesante también, no puedo evitar ver el paralelismo entre ambos.
    Un abrazo.

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  6. José Antonio: sin duda, impregnarse de la poesía de otro autor supone adquirir influencias, aunque quiera evitarse. El traductor de poesía se imbuye de la obra del otro poeta, la interpreta y ha de manejar un tipo de lenguaje alejado a veces de su proprio estilo para ser lo más fiel posible. Yo no hablaría de técnicas de escritura, porque es un concepto que me parece demasiado "técnico", precisamente, para relacionarlo con esta labor.
    Lo de convertirse en un calco del poeta traducido ya depende de los gustos y las preferencias estilísticas del traductor. Muchos traductores vierten la obra de un poeta precisamente porque se identifican con ella, y claro que influye claramente en la propia. Sin embargo, no siempre se producen esos paralelismos, ni tienen por qué producirse pese a que, como digo al principio, cierta influencia es inevitable (el traductor es quien más se aproxima a la obra, y por ende al espíritu, del autor que traduce, a menos que lo haga profesionalmente, al margen de sus preferencias personales).
    Gracias por tu interés y por tus interesantes contribuciones.
    Un abrazo también para ti.

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  7. Hola amigo. Es interesante artículo. Saludos

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  8. Gracias, Phivos; me alegro de que te haya gustado.
    Saludos cordiales.

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